miércoles, 20 de junio de 2012

22.- Por el Altiplano (I)


Nada más partir hacia nuestro nuevo destino el coche empezó a pistonear y se paró. El cable de la bobina no hacía buen contacto con la tapa del delco. Se le metió una cuñita pero el problema era que en el conector del extremo estaban casi todos los filamentos quebrados. Anduvimos el resto del viaje como cuando tienes un Windows con problemas, que nunca sabes si te va arrancar ni cuando se va a colgar, teníamos el “síndrome del pantallazo” en pleno Altiplano y a cuatro mil metros de altitud promedio.


Después de una hora llegamos a San Juán, pequeño pueblo al sur del Salar de Uyuni y ribereño del Salar de Chiguana, zona desierta, llana y salitrosa que tardamos menos de una hora en cruzar y que es la entrada al desierto de Siloli, siempre en dirección sudoeste acercándonos cada vez más a la frontera con Chile.


Al poco de abandonar el salar de Chiguana cruzamos la vía férrea Uyuni-Antofagasta y después de bordear unos cerros por el lado este se divisaba ya el volcán Ollagüe, de 5800 m, y con una fumarola en su parte sur que  indica que está activo. Seguimos nuestra marcha siempre en dirección sur por lugares sólo hollados por las ruedas de los toyotas y que daba igual pisar sobre las huellas previas que abrir nueva trocha, pues son llanuras pedregosas de enorme extensión. La aridez la suaviza la vista de los nevados en el horizonte. Nos estamos moviendo por altitudes superiores a los cuatro mil metros.


Cuando ya estábamos hartos de tanto bote y ajetreo entramos en una pista, que al parecer figura en los mapas como carretera nacional y así debe utilizarse pues nos cruzamos con algunos camiones cisterna chilenos de gran tonelaje. Rodando por esta “carretera” llegamos a un lugar donde las rocas estaban muy erosionadas dando un aspecto peculiar al paisaje. Allí nos detuvimos unos minutos para visitar el roquedal y hacer fotos al Ollagüe desde el punto que más próximos íbamos a estar al mismo, no menos de cinco o seis kilómetros de su base. A esto los folletos turísticos lo llaman “Visita al volcán Ollagüe desde el mirador”; te lo venden como si fueses a emular a Haroun Tazieff (el vulcanólogo francés) que se metía literalmente en cualquier volcán.

Aquí me fijé por primera vez en un vegetal curioso por sus peculiaridades: es totalmente verde, adopta forma esférica y por su morfología parece un coral cerebroide. Se trata de la llareta o yareta ( Azorella compacta, antes Azorella yareta) que luego sería más frecuente y que en algunas zonas llegaba a ser casi tan abundante como la paja brava, que es el vegetal de presencia más amplia en estos desiertos andinos y que es la base nutritiva de las vicuñas cuya observación es frecuente.


Desde aquí iremos ya paralelos a la frontera con Chile, abandonando la carretera mencionada anteriormente, para adentrarnos en la zona de las lagunas, circulando, ahora sí, por pistas de montaña.
La primera que nos encontramos es la Laguna Kañapa, donde comimos, y que presenta las características comunes a todas las lagunas de la zona: salitrosa, gélida y con colonias de flamencos y gaviotas andinas.
Continuamos nuestro camino hacia el sur llegando a la Laguna Hedionda que tiene la mayor colonia de flamencos de todas las lagunas de la región. El nombre lo recibe por su olor a anhídrido sulfídrico, que es el aroma existente alrededor de las depuradoras de nuestras ciudades. La abundancia de flamencos puede deberse a que sus aguas contienen más microorganismos al ser más nutritivas para estos.


Aquí hay un pequeño hotel, Los Flamencos, de nos más de cinco o seis habitaciones, ese día cerrado y probablemente abandonado, por el aspecto. Nuestro chófer nos dejó bajar con la consigna: “Apúrense, los recojo en diez minutos”…al cabo de una hora nos tenía desesperados. Me dirigí al hotel pensando que estaría allí y después de comprobar el estado de más absoluto abandono en que estaba, al dirigirme al vehículo con el resto de mis compañeros lo veo aparecer acompañado de una cholita.

Reanudada la marcha y como el conductor no era bilingüe, faltando a lo que te venden, le comento a mis compañeros lo que ya había confirmado: “Our driver is all the day eating coca because he fucks in all the place we visit” a lo que respondieron que ya lo sospechaban pero no se habían atrevido a decirlo. A partir de ese momento los chascarrillos al respecto nos amenizaban el viaje.

Al caer la tarde llegábamos al “Árbol de Piedra”, otro clásico del recorrido, una zona de rocas erosionadas por el viento, con una en particular que más se parece a una seta que a un árbol. Supongo que lo del árbol vende más.


Como el sol estaba ocultándose y el frío era intenso, después de unas pocas fotos, seguimos nuestro camino entrando en la Reserva Natural de Fauna Andina Eduardo Avaroa, señalizada unos kilómetros antes de llegar a la zona de control donde están también los refugios en los que pernoctaremos.

El registro de entrada es riguroso, debiendo presentar el pasaporte, y haciéndolo por grupos con indicación del guía. Coste de la visita: 150 Bs por persona. A cambio: un díptico y unas precarias instalaciones donde pasar la noche. 

Una habitación para cada grupo, una zona común para todos donde alternar y hacer las comidas, techo de uralita, cristalitos sencillos en las ventanas, aseos sin agua corriente ni ducha, váteres sin pestillo que se abren hacia afuera, un bidón de agua con un recipiente para sustituir a la cisterna y afuera dieciséis grados bajo cero.




Por 300 Bs la pareja se tiene en cualquier ciudad una habitación doble en un 4 estrellas. Si según los datos oficiales, pasamos por aquí entre treinta y cuarenta mil visitantes anuales, el negocio es redondo.

Nuestro “driver is missing again”. Cenamos y hacemos sobremesa larga para meternos en los sacos suficientemente cansados. Jugamos también a las cartas y de cinco o seis partidas sólo perdí una… ¡y eso que jugábamos en inglés!  ;-)

1 comentario:

  1. La yareta is very very rara pero me gusta.El que es very pillín es el chófer.La foto del árbol es como un paisage extraterrestre,y la de la habitación parece que falte Blancanieves.
    Menudo frio,menos mal que ganaste a las cartas,al menos te acostaste contento.
    Muchos besos sonoros.
    JUAN Y GEMMA

    ResponderEliminar