miércoles, 20 de junio de 2012

20.- Por el Salar de Uyuni (I)


El día D a la hora H, sobre las once de la mañana, estamos en la puerta de Wara Altiplano. Dejamos nuestros equipajes en la oficina y con lo imprescindible nos subimos a un Toyota 4x4 que ya nos esperaba con la baca preparada con sus bidones de agua y gasolina y la lona para cubrir las mochilas.


Compartimos viaje con Sofie y Steven, joven pareja belga-flamenca, y con Nick y Jhonnatan, dos jóvenes de unos 25 años del norte de Londres.


La primera visita es al cementerio de trenes que hay al sur de Uyuni, a escasos kilómetros de la población. Una docena de toyotas, clones del nuestro, se encuentran ya allí. Testigos de mejores años hay toneladas de chatarra ferroviaria. Probablemente no llamaría la atención de nadie pero como está incluido en el viaje, ¡pues hala, a hacer el tonto como los demás! Por qué están allí aquellos restos y cual fue la época de esplendor nadie lo sabemos; los guías tampoco… pero qué bonitas quedan las fotos para los amigos.




Desde allí, de nuevo hacia el norte, nos dirigimos a Colchani, un pueblo de adobe con una veintena de viviendas, situado en el límite del salar, que vive de la sal y de las chucherías y artesanías  que venden a los turistas.




Luego de una pausa suficiente para comprar algún recuerdo, seguimos viaje entrando ya en el salar por la zona de explotación. Algunos centenares de pilones de sal, perfectamente alineados y agrupados por parcelas se encuentran a un par de kilómetros del límite terrestre. Entre ellos nuevamente un par de decenas de toyotas y los ocupantes a pie de sal haciéndonos las fotos de rigor.

Nos llama la atención la suciedad que introducimos en esta zona en explotación: grasa de los vehículos y colillas y algún otro residuo sólido son la marca de nuestro paso por aquí.




2 comentarios:

  1. Hola a los dos!!!!
    Soy Rosa, encantada de leer vuestras noticias. Hoy, desde hace 2 meses, soy persona, y en cuanto he tenido un poco de tranquilidad, me he puesto a seguiros en vuestro viaje, y me habéis dado mucha envidia.
    Aunque sea casi al final, he querido enviaros saludos y deciros que debéis aprovechar al máximo los días que os quedan.
    A partir de ahora os seguiré.
    Un abrazo a los dos.
    Rosa

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  2. Viendo esto las salinas de Torrevieja son un salero de mesa.Lo de los residuos,me imagino que no les importa tanto si el turista va y les permite sobrevivir.
    Un besito muy salado.
    JUAN Y GEMMA

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