martes, 12 de junio de 2012

14.- El Cristo del Gran Poder




Al prolongar nuestra estancia en La Paz nos encontramos con una fiesta: la del Señor Jesús del Gran Poder. Es una de las manifestaciones culturales que identifican a la ciudad.


Según la tradición popular, comenzó con la llegada a la zona de Ch'ijini de un lienzo con la imagen de Jesús con tres rostros; la tradición aymara reinterpretó la obra afirmando que a la cara de la derecha se le pedían cosas buenas, a la de la izquierda cosas negativas y a la del centro algo para uno mismo.


De esta forma nace la devoción al Señor de la Santísima Trinidad. En 1930, la iglesia católica hizo repintar el lienzo, dejando al descubierto un solo rostro (el del centro). Desde entonces se denomina Jesús del Gran Poder, en cuyo honor se realiza la entrada folklórica que lleva el mismo nombre. Al principio la fiesta se desarrollaba en el popular barrio de Ch'ijini.


Actualmente se ha extendido al centro de la ciudad. Junto a los danzarines, miles de espectadores hacen una toma simbólica del espacio público.

Este año han desfilado sesenta y cuatro grupos folklóricos, tres de ellos de la comitiva oficial  y el resto de distintas organizaciones civiles y culturales.

Cada grupo lo componen hombres y mujeres que desfilan con sus atuendos coloristas y una banda de música que viste en consonancia con el grupo. Si tienen una empresa patrocinadora muestran en una pancarta el nombre del grupo y propaganda de la empresa.

Algunos grupos llevan mayorets. La imagen que tenemos de mujeres pequeñas y morenas es errónea. Hay unas mozas que quitan el hipo y en general feas se ven pocas.


Los tipos de danza que bailan se denominan: Morenada, Caporales, Kullaguada, Diablada, Sucuriada, Waca Tocoris y unas cuantas más. Cada una de ellas tiene un simbolismo propio. La música que tocan todas las bandas es la misma aunque con diferentes versiones.

El recorrido, a ojo sobre el plano de la ciudad, puede estar entre tres y cinco kilómetros y durante todo él no para la música ni las danzas. Como las bandas son muy numerosas, los músicos van descansando sin que se note el fallo al haber redundancia de los instrumentos. Igual ocurre con los danzarines. Llevan además un equipo de apoyo que les proporciona bebida o les sujeta la pesada máscara para que descansen durante unos minutos.


A lo largo de todo el recorrido se instalan gradas, de pago, para que la gente vea desde cierta altura a los grupos. La afluencia de espectadores es masiva y permanecen varias horas expectantes por lo que algunas familias se llevan la comida y otras la compran a los numerosos vendedores ambulantes que la ofertan.

Los primeros grupos comenzaron a pasar por debajo del hotel a las siete y media de la mañana y hasta las doce de la noche no pasaron los últimos.
 


1 comentario:

  1. Me han gustado las fotos del desfile,menuda fiesta en Tarragona no tenemos nada parecido ni en duración ni en la variedad de atuendos.
    Un beso pareja.
    JUAN Y GEMMA

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